viernes, 24 de junio de 2016

NANÁ CAZADORA





A veces recuerdo ciertas asociaciones de protección animal con cuyos ideales estaba muy de acuerdo en  forma, pero muy en desacuerdo en fondo. Es decir, sus objetivos me parecían ideales pero sus maneras de gestionarlo y su ideología con respecto a los animales, una verdadera porquería. Los perros no son ángeles, son perros, que es muchísimo mejor aún que ser un puto ángel. Eso hace que tengan necesidades de perro, no de ángel. Por otro lado: ignoro cuales son las necesidades de un ángel.

Recuerdo mucho bla-bla-bla, especialmente sobre Podencos y Galgos refiriéndose a que no son asesinos. Oh! No son ASESINOS! Oh! Oh!. Acompañaban este tipo de slogan con una foto de un perro de caza con las fauces abiertas a punto de trincar lo que fuese versus un perro de caza dormido en un sofá.

(Vaya, meteré la innecesaria - me parece a mí-  puntualización de que detesto y odio profundamente todo lo que tiene que ver con los cazadores y su “deporte” y sus  cobardes y bajunos métodos y su repugnante y dañina estulticia)

Los perros de caza no son asesinos. Son depredadores, no distinguen entre lo que hacen y lo que son y eso, es algo maravilloso.
Naná no sale a pasear para disfrutar del maravilloso paisaje y del trino de los mirlos. Naná es una depredadora, Naná es cazadora. Sale a hacer lo que sabe hacer, y es fascinante.
Tiene una paciencia infinita. Pero infinita. He estado cuarenta y cinco minutos de reloj quieta junto a ella, que se había parado inmóvil con el hocico apuntando a una madriguera, totalmente inmóvil, en un pulso de paciencia, de nervios. Saldrá. Porque sabe que está ahí, y que tarde o temprano no aguantará más la tensión. Y ahí estará ella.
Los faisanes, por ejemplo, entran en pánico relativamente pronto y se traicionan con gran alboroto.

Ventea, rastrea y guarda en su memoria sus registros de dónde ha encontrado qué y a qué hora sucedió, de manera que ella solita crea sus patrones exitosos.  
Recuerda que se puede encontrar en los cursos de agua, que encontrar en los tocones viejos. En que maraña de zarzas, en que recodo. De día en unos lugares, de noche en otros, estando los picos más interesantes siempre al anochecer y al amanecer.

Aprende. No había visto una ardilla en su vida y ahora va buscando por los árboles y a veces intenta subirse a ellos, con tenaz inteligencia. Tampoco había visto un pato y ahora sabe –y me enseña-  que al atardecer se acurrucan a dormir en los bajos de los ríos y los canales, y que es fácil pillarles así en un renuncio, al contrario de cuando están despiertos y se tiran al agua o vuelan, momento en que los tiende a ignorar.

Me encanta como, en ciertos lugares, aprovecha los desniveles del terreno tácticamente para encerrar y pillar por sorpresa a una oveja. Va calculando mientras se pretende despistada y al pairo.


Justo al contrario y mucho más en corto, claro. Pero la foto me encanta.


Su umbral de frustración es altísimo, es envidiable. No conozco a un ser humano capaz de exhibir esa deportividad sin amargarse de frustración e ira. Viviendo en un entorno rural, y yendo, necesariamente, con correa, por metros y metros que tenga, todos los días, y todos es literal, se le cruzan cuatro conejos a los que no puede perseguir, se arremolinan y desaparecen varias ardillas y los corderos balan a su alrededor en los prados.
A todos los detecta, a todos los marca… todo se le escapa (puta correa) y simplemente se mueve hacia adelante con un optimismo de acero, a ver si quizás con el siguiente hay más suerte.
Hemos tenido el mes del conejo alelado. Así que en varias ocasiones ya me ha dejado pasmada porque en un visto y no visto…venía con un conejo trincado en la boca, hacia casa, con un trote orgulloso y feliz.  Yendo con la correa corta.


Le digo que lo suelte, sube la carita, y me mira con ojos de cansina y profunda incomprensión, pero me hace caso. Ipso facto plof! Lo deja caer.
Y me pregunto qué me estoy perdiendo, lo subiría al coche? En una excursión larga se cansaría y lo dejaría a un lado, o más bien lo portearía con decisión los kilómetros que hiciesen falta? Al entrar en casa dónde lo podría? En su cama? En el sofá? En el jardín? Que haría con él? Es para mí?  Me temo que sí, pero sería muy largo relatarlo ahora.
Su tenacidad según lo veo, es prueba de que para ella están muy claros todos los pasos siguientes, y yo me los estoy perdiendo.
Casi todos los perros tienen un “je ne sais pas” carroñero. Es así, no es bueno ni es malo. Naná pasa por encima de cualquier cosa muerta y ni la mira. Tiene que menearse, amigos.

Lo que no me pierdo es estar a su lado en completo silencio en el campo, y percibir así como se ralentiza el mundo, se abre otra dimensión, que huele a agua, a tierra y a sol, como surge el siseo de las hojas, de la hierba, como aparecen chasquidos entre el ramaje, un pequeño chapoteo, un visto y no visto entre las ramas. He aprendido con ella a ver los pasos de los animales entre las hierbas, a encontrar sus rastros, para mi invisibles, y para ella tan evidentes.
Sabe que es, que tamaño y que sexo y que salud tiene, por donde ha estado, cuando hace que ha pasado....
Miro a su lado en los rincones húmedos y sombríos. Encuentro erizos, con ella, en la más completa oscuridad. Me fijo en lo que ella se fija y veo cosas que sin ella jamás hubiese visto, la sigo y entro en un mundo que no percibía.  Su mundo.  
      
Esto creo que es importante:
La vida del depredador no es una vida de gloria y dominación, como tan a menudo se da a entender, sino una vida de paciencias y dolencias. Porque: Todo lo que no huye y se esconde de una forma altamente exitosa se defiende a su manera, siempre muy dañina y eficaz.  


 Según mi conocimiento directo Naná se interesa por:

Moscas
Arañas
Lagartijas
Sapos
Salamanquesas
Ratones
Ratas
Conejos
Gatos
Faisanes
Palomas
( aquel reflejo naranja era un zorro?)
Patos
Erizos
Gaviotas
( yo diría que estamos detrás de un tejón)
Ardillas
Conejos
Corderos
Ovejas
Carneros
Con las vacas ya no se atreve.  



Naná Cazadora, y luego sí, duerme como una bendita en el sofá. Pero si es mi cama!