lunes, 6 de marzo de 2017

PATAS DE JAMON O UN PAVO

(Copyright Francis J Taylor.
http://www.francisjtaylor.co.uk/blog/the-urban-fox/)

Se aproxima a mi "avistamiento", por distancia, iluminación y entorno





Al fin lo he visto, después de casi dos años de saber que rondaba por aquí, un zorro!! 

Después de tener su caca literalmente a la puerta de mi casa, de haber oído sus pasos en la grava bajo la ventana, de que Nana marque, todas, todas la noches, después del ultimo paseo de la jornada, su presencia.
Era la noche bien mediada, y por supuesto, lo ví gracias a Pequeflor, que se subió al alfeizar de la ventana y como suele, me avisó -no ladra, es cazadora- de que había algo importante ahí afuera.

Me pareció mas largo y grande de lo que me había imaginado. Se paseó, una sombra ágil, y anaranjada, de perfil bajo, por toda la raqueta que conforman las casas, parando en los cubos de ciertos vecinos, en la papelera de la esquina, hizo otra pequeña entrada por esta calle y después cruzó a un prado que hay enfrente y desapareció.
A lo mejor fueron tres minutos y para mi fue algo extraordinario y fantástico y me produjo una alegría y una ilusión inmensas!

Ni tuve tiempo para fotos ni mi cámara da para la luz miserable de una solitaria farola.

Me encanta la idea de un entorno compartido; por expresarlo rapidito: me da cuarenta patadas en el hígado ese concepto mayoritario de que el mundo es un apestoso centro comercial, de que todo es para los humanos: si hay que talar, se tala, si hay que asfaltar, se asfalta, si hay que horadar una montaña, pues se horada, etc, etc. Pero no es en esto en lo que me quiero parar.

En españa la empresa me regalaba un jamón por Navidad ( sí,y tiene que ver con el resto del texto, no he perdido el juicio) Era muy incómodo. Las condiciones laborales eran penosas, muy abusivas y me daban una pata de jamón de siete kilos por Navidad. Mi jamón.

Comemos jamón serrano, pero somos solo dos, y ahí tenía esa para inmensa en el suelo de la cocina porque no me cabía en otro sitio. Una pata entera de cerdo, pezuña y todo, semana tras mes ahí puesta. Tendríamos que haber desayunado, comido, merendado y cenado jamón durante meses para acabar con ella.
He dicho ya que era incómodo?. Resultaba un problema para mi, porque yo no tiro comida. Tirar comida en buen estado es algo malo per se. Mi incómoda pata de jamón.

Aquí me regalan un pavo de casi ocho kilos. Free range y tal, lo agradezco. Pero no me gusta el pavo. Sencillamente no. Y ahí tengo un pavo para una cena de diez personas. Pero no puedo tirarlo. Así que lo chopeo en plan matarife ( actividad que no me resulta muy grata) y lo guardo en el congelador. Así que tengo un congelador petado de pavo. Nice.


Me da igual pavo que jamón: esa hecatombe de comida en navidad me resulta...avariciosa? Miles de pavos, miles de cerdos ansiosamente engullidos porque es Navidad, traspasa con mucho la línea de la celebración y cae a plomo en la gula pura y dura, es desagradable. Y es mi opinión.

Entonces salió una ley en españa que ( aquí unas risas) prohibía alimentar a los animales callejeros.
Y los gatos de mi calle empezaron a comer jamón picado todos los días. Les ponía un plato detrás de dónde aparcaba el coche, de madrugada, para que no les incordiase nadie ( animalitos flacos y pelaos que rebuscaban en los contenedores de basura y que por lo visto, molestaban) Y al principio eran reticentes, después venían con cautela pero al final, les veía esperar cerca de mi cancela a la hora en la que salía a ponerlo.

Así que aquí será pavo para los zorros. Ya he echado en la pradera por la que le observé escabullirse. Lo siguiente es que pienso atar un cordel a un buen pedazo y arrastrarlo desde esa pradera hasta mi casa y dejarlo discretamente bajo un arbusto grande que hay en mi jardincillo delantero. Por donde me consta que ya ronda. 

Y así igual, aparte de que me hace un favor aprovechando como dios manda ese pobre pavo free range, yo tengo la lujosa oportunidad de observarlo más y mejor.


Dicho queda. Tengo un montón de pavo.